«El gran festín» en Toral de los Guzmanes

El pasado día 29 de abril realizamos la presentación en Toral de los Guzmanes. Una vez más, me gustaría agradecer a Manuel Cortés Blanco y a la asocación ARMUT su apoyo e interés.

https://www.leonoticias.com/culturas/libros/toral-guzmanes-acoge-presentacion-novela-gran-festin-20230430102737-nt.html

Presentación de «El Gran Festín» en la asociación ARTMUT

El 29 de abril se celebrará la presentación de «El Gran Festín» en Toral de los Guzmanes, organizada por ARMUT (Asociación Rutal de Mujeres de Toral). Contaré además con la colaboración de Manuel Cortés Blanco.

La finalidad de ARMUT es la «Promoción y desarrollo y la emancipación de la mujer, la promoción cultural, la obtención de la igualdad jurídica, social y laboral así como al participación de la mujer en la vida social y cultural». Desde aquí quiero agradecerles su invitación, y espero que mi obra pueda serles de interés.

Presentación de «El Gran Festín»

El Gran Festín en Editorial Adarve: https://editorial-adarve.com/editorial/libro/el-gran-festin/

El día 3 a las 19:30 tuvo lugar la presentación de mi novela “El Gran Festín”, en el Corte Inglés. Contó con la participación como oradora de Margarita Torres, la conocida historiadora medievalista, política, escritora y profesora. Ella realizó una introducción sobre la Edad Media, resaltando que la violencia e inseguridad generalizada de los reinos galos medievales contrasta con la relativa civilización y orden de toda la zona de la Península Ibérica. También recordó a las muchas mujeres de aquella época que, a pesar de su relevancia, sólo fueron recordadas en las crónicas en función de su papel respecto a los hombres (madre, hija, esposa), lo que da una idea de la sociedad completamente patriarcal de la época.

A continuación habló Manuel Cortés Blanco, médico, psicólogo, escritor y sobre todo buen amigo que ya me ha acompañado en varios otros eventos literarios. Nos dio su visión de la novela, de la que destacó su ambiente y su estructura, remarcando que, a pesar de no señalar demasiados detalles históricos y políticos concretos de la época, sí muestra con claridad la mentalidad y forma de vida de la época.

Finalmente llegó el turno de mi intervención, cuyo texto reproduzco aquí:

“Buenas tardes a todos. Me gustaría comenzar agradeciendo al Corte Inglés esta oportunidad que me brinda, y en particular a su Relaciones Públicas, Juan Carlos. A mis acompañantes ya los conocéis: Margarita Torres, historiadora medievalista, escritora y profesora, que ha podido encontrar un hueco en su agenda para acompañarnos; y Manuel Cortés Blanco, médico, psicólogo, cuentacuentos y buen amigo, con cuyo apoyo ya he contado en otras ocasiones. Por supuesto, también quiero daros las gracias a todos los que habéis acudido aquí hoy.

Aunque soy de los que piensan que lo importante es la obra, y no el autor, diré unas palabras sobre mí. Soy alguien que, a pesar de que se dedica a la Ingeniería Informática, siente un apremio, una inclinación a mostrar aquello que ha conocido y ha sentido a otros, cosas que piensa que pueden serles de interés o utilidad, incluso aunque sea para rechazarlas: si al menos ha servido para que reparen en aquello que desconocían o habían pasado por alto antes, creo que habrá valido la pena. Hay quien, para expresarse, compone, pinta, o esculpe; careciendo de habilidades como esas, yo me ciño a la forma de expresión más cercana a nuestra experiencia cotidiana, la palabra y, por tanto, escribo.

El germen de esta historia nació con mi lectura, hace varios años, de la “Historia de la vida privada: Alta Edad Media Occidental”, de Michel Rouche, un historiador asociado a la llamada “Escuela de los Annales”. Los que sean aficionados a la Historia quizá sepan que esta escuela, entre otras cosas, se centraba en el estudio de la mentalidad colectiva de las épocas, sus creencias, sus actitudes, su visión del mundo. Ello ya es interesante de por sí, pero su aplicación a una época como la de los francos merovingios, tan oscura y peculiar, me resultó fascinante, y me pareció que sería muy interesante reflejarla, no a través de un texto científico e histórico, sino a través de otra forma de expresión más inexacta pero no menos válida, una historia. Durante mucho tiempo pensé que no era yo el más adecuado para contarla, pero con los años, al constatar que pocos han escrito sobre esta época, y menos con el enfoque cotidiano y realista que me parecía el más adecuado, decidí encargarme yo mismo. Si mi ejemplo sirve para que retomen la tarea otros capaces de hacerlo mejor, ya habrá valido la pena; si sólo sirve para que más gente conozca esta época, no habrá sido un esfuerzo perdido; pero sobre todo, me pareció una historia demasiado interesante como para dejar que se perdiera meramente porque a quien se le hubiera ocurrido no fuera el más indicado para contarla.

“El Gran Festín” trata acerca de una banda de quince guerreros francos, que reciben de su patrón la orden de unirse a los ejércitos del rey para castigar a los rebeldes bretones, haciendo una escala en el camino para raptar de su convento a una monja de la que se ha encaprichado. Eso es todo lo que el lector sabe inicialmente; el resto lo tendrá que ir deduciendo poco a poco, recopilando datos de aquí y allá hasta hacerse una imagen más o menos completa de la situación. No será hasta muy avanzado el relato que se den detalles que algunos considerarían esenciales, por ejemplo, el siglo en el que estamos; mientras tanto, el azar, el peligro y la violencia serán los compañeros constantes de los protagonistas.

¿Por qué contar la historia de una manera tan poco agradable a ojos actuales, falta de explicaciones y guías, de héroes virtuosos o villanos atrayentes? ¿Por qué llenarla de palabrotas y expresiones malsonantes, inaceptables en una época como la nuestra, acostumbrada a la representación más explícita de la violencia, pero aún de oídos finos? Porque así, en mi visión, eran esos tiempos; porque así podría, quizás, transmitir al lector lo que yo sentí al leer sobre ellos. En la división tradicional, a finales del siglo V termina el periodo de la Antigüedad, y en torno al siglo X comienza la Edad Media propiamente dicha. Son épocas muy atractivas, muy fotogénicas, de las que se ha dicho mucho y se dirá aún más; pero de los cinco siglos intermedios, esa época transicional, ambigua, en la que la escasez de documentos es tal que antaño era conocida como la “Edad Oscura”, ese tiempo hoy llamado “Alta Edad Media”, de esa época se ha dicho muy, muy poco.

Fue la época en la que los pueblos germánicos que habían invadido el Imperio Romano, los llamados “bárbaros”, asumieron su herencia, sus ciudades, su cultura, para tras un proceso de amalgamación y transformación que duró siglos, acabar dando lugar a los reinos medievales europeos. No fue un proceso tan abrupto y violento como daba a entender el término “Caída del Imperio Romano”, que usaba la historiografía tradicional; y sin embargo, lo más remarcable de la época es el contraste entre pueblos al límite de la existencia, en los que la violencia y la muerte eran algo cotidiano, con aquella sociedad de la que tomaron posesión, y que a la vez los poseyó; una sociedad “civilizada”, también ruda y salvaje en muchos aspectos a nuestros ojos, pero en la que el ser humano al menos aspiraba a conocer, e incluso a controlar, muchos aspectos de su propia existencia.

Ciudades en ruinas, vías de acceso cubiertas de maleza, leyes y costumbres medio olvidadas y medio obedecidas, y sobre todo, una sensación a la vez extraña y familiar, a medio camino entre el orden y el descontrol: ese era el mundo de los francos merovingios. Hay muchos ejemplos de sociedades tribales, guerreras, donde la fuerza y la superstición lo guían todo; y de otras más o menos racionales, civilizadas, donde se intenta al menos que las gentes sigan unas normas y se ciñan a un modo de vida que nos recuerda, con grandes salvedades, al nuestro. Pero hay muy pocas en las que ambos mundos coexistan uno junto al otro, atrayéndose y repeliéndose a un tiempo. Mostrar una imagen, aunque imperfecta, de un tiempo tan inusual e irrepetible, fue lo que me llevó a escribir esta historia.

Es fácil percibir la estupidez, la violencia, la superficialidad de los personajes y los acontecimientos de “El Gran Festín”. Es fácil también creer que la novela comparte esos mismos rasgos, que es sólo un vehículo para exhibir y explotar los instintos más bajos del ser humano. Por eso, si alguien quiere adentrarse en este viaje, le pido que intente ver más allá de la brutalidad y el salvajismo, que procure reflexionar con detenimiento sobre el mundo y los personajes que se le muestran, por más que ellos no fuesen dados en absoluto a la reflexión. Si lo hace, quizá logre comprender la relación entre el instinto y la razón, la barbarie y la civilización, cómo surgen y dependen una de la otra, y cómo se relacionan aquellos tiempos en apariencia oscuros y lejanos con nuestras sociedades actuales.

Y ya sólo me resta reiteraros mi agradecimiento por vuestra presencia hoy aquí; si alguien quiere hacer alguna pregunta, estaré encantado de responderle.”

Quiero agradecer su asistencia a todas las personas que acudieron a la presentación, que superó nuestras expectativas y desbordó el aforo de la Sala de Ámbito Cultural del Corte Inglés. Muchas gracias a todos por su interés y apoyo, que espero poder reparar haciéndoles pasar un rato entretenido, y quizá valioso, mediante la lectura de mi novela.

Los siguientes medios también se han hecho eco de la presentación:

https://www.diariodeleon.es/articulo/cultura/gran-festin-corte-ingles/202303040333592310191.html

https://www.ondacero.es/emisoras/castilla-y-leon/leon/audios-podcast/mas-uno-leon-02032023_202303026400a32f88ee050001453884.html

https://www.leonoticias.com/culturas/libros/sala-ambito-cultural-20230221190845-nt.html

https://www.ahoraleon.com/manuel-martinez-presenta-novelael-gran-festineste-viernes-corte-ingles/

https://ileon.eldiario.es/cultura/gran-festin-segunda-novela-manuel-martinez-ambientada-reino-francos_1_9997520.html

https://cadenaser.com/castillayleon/2023/03/03/de-la-ciencia-ficcion-a-la-novela-historica-la-ganadora-pirueta-literaria-de-manuel-martinez-con-el-gran-festin-radio-leon/

https://www.diariodeleon.es/articulo/cultura/martinez-firma-gran-novela-francia/202302270333372308723.html

https://www.lanuevacronica.com/manuel-martinez-era-una-epoca-mucho-mas-brutal-que-la-medieval

https://www.leonoticias.com/culturas/libros/leones-manuel-martinez-20230301162913-nt.html

https://www.diariodeleon.es/articulo/cultura/leones-manuel-martinez-presenta-gran-festin/202303030334112309958.html

https://digitaldeleon.com/cultura-y-turismo/manuel-martinez-novela-aventura-historica-el-corte-ingles/

https://www.leonoticias.com/culturas/libros/manuel-martinez-lleva-20230305095113-nt.html

Entrevista a Manuel Martínez González, autor de El gran festín

Manuel Martínez González

Manuel Martínez González es un escritor leonés autor de la novela Familiaris y de relatos cortos en las antologías de MAR Editor y en el diario La nueva crónica de León. El gran fetín es una novela histórica donde, después de la caída del imperio romano, los bretones han invadido las tierras del rey Gontrán, que manda a sus ejércitos para darles su merecido. Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.

El gran festín

ISBN: 978-84-19595-20-1

Número de páginas: 260

Formato: 150 x 230

Colección: Adarve

Autor: Manuel Martínez González

Sinopsis: Han pasado ya varias generaciones desde que Roma cayó y los bárbaros se repartieron su Imperio, y solo unas pocas desde que los francos conquistaron las Galias y dominaron a las demás tribus. Las ciudades se han llenado de ruinas, los caminos de bandidos y todo lo demás está cubierto por bosques impenetrables. Un año más, los bretones han invadido las tierras del rey Gontrán, que manda a sus ejércitos para darles su merecido. Uno de sus caudillos aprovecha a los hombres que ha enviado a la batalla, quince salvajes guerreros de diversa procedencia, para que secuestren de su convento a la monja de la que se ha encaprichado. Tras la victoria, su recompensa será fabulosa: oro, armas, mujeres y un enorme festín, de manjares como nunca hayan visto. Sin embargo, en un mundo violento e irracional, en el que una muerte brutal acecha tras cada esquina, quizás no sea tan fácil llegar hasta el gran festín…

Leer primeras páginas

Háblanos un poco de ti.

Soy alguien que piensa que, en el mundo de la literatura, lo importante no es el autor, sino la obra. Por tanto, hablaré de mí mismo hablando de cómo escribo.

Como autor, mi objetivo es aquello de “escribir lo que me gustaría leer”. Puede parecer un cliché, pero también un cliché se convierte en algo nuevo e interesante si de verdad se cree en ello. Y si como se suele decir leer es “entrar en la mente de otro”, en el mundo de otro, entonces yo intento compartir mi pequeña mente, mi pequeño mundo con los demás. Cuando escribo algo pienso que, le guste o no a quien lo lea, le interese o le aburra, si le he hecho ver algo “real”, algo que de verdad refleja mi forma de ver las cosas, entonces de alguna forma le habrá sido valioso.

¿Qué podremos encontrar entre las páginas de El gran festín?

Las andanzas de una banda de guerreros merovingios en busca de comida, mujeres y botín mientras recorren los inacabables bosques del mundo de hace mil quinientos años. ¿Y quiénes eran los merovingios, se preguntará sin duda el amable lector? Pues los antiguos habitantes de lo que hoy es Francia durante la Alta Edad Media, entre los siglos IV-VIII d.C. Los equivalentes, y vecinos, de nuestros queridos visigodos. Esta novela relata el viaje que quince de ellos emprenden para combatir en una lejana guerra en tierras de los bretones, pero no sin antes secuestrar una monja de un convento por orden de su patrón. Pero ya se sabe que muchas veces el viaje acaba siendo más interesante que el destino…

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

Ante todo, en descubrir una época casi desconocida, pero verdaderamente fascinante. Todo el mundo sabe (o cree saber) mucho del Imperio Romano y la Edad Media, pero ¿y los cinco siglos que transcurrieron entre ellos? ¿Ese periodo que antaño era conocido como la Edad Oscura, tanto por el retroceso que pareció sufrir la civilización, como por la increíble escasez de textos e información que nos han llegado de ella? Un tiempo considerado bárbaro y decadente, indigno de la atención que han despertado eras más brillantes, pero en el que, precisamente por estar a medio camino entre la civilización y el salvajismo, pasaban cosas que no habrían podido ocurrir en ninguna otra época.

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

La mentalidad, la forma de pensar y sentir de una época, y dentro de ella de unas personas muy concretas. El mundo, tal como yo lo concibo, de los francos merovingios del siglo sexto. Un lugar cruel, irracional, violento e incomprensible, pero también de alguna forma cálido, vívido, entrañable en todos los sentidos de la palabra. Acontecimientos en apariencia absurdos, pero muy lógicos cuando uno los ve con los ojos de entonces, grandes sufrimientos y placeres, sangre y risotadas, y un sentido común chocante y muy alejado (o quizá no tanto) del nuestro. En suma, un mundo, una época, unas gentes exóticas y familiares a un tiempo.

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

Como todo aquel que ha ido de menos a más, he comprendido que las cosas grandes no son solo acumulaciones de cosas pequeñas. Una novela con la extensión de diez cuentos tiene mucha más complejidad que diez veces la de un solo cuento. El gran festín es lo más extenso que he escrito nunca, y en el proceso he aprendido cómo mantener un tono uniforme durante todo el relato, cómo establecer paralelismos, contrastes y referencias entre sus partes,  cómo hacer que cada párrafo contribuya a un mensaje, un ánimo común para toda la obra… En resumen, a hacer que una novela sea una novela, y no meramente un relato algo más largo.

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

Historia de mi vida, de Giacomo Casanova. Una mezcla de biografía, relato de aventuras, libro de viajes y novela erótica. Uno de esos libros que permite conocer, aunque suene manido, el espíritu y el ambiente de una época. Y sobre todo un libro “real”, en el sentido de “realidad” que yo busco en un libro, es decir, en el que puede que muchas cosas de las que se cuentan nunca ocurriesen de verdad, pero en el que nada es actuado o fingido, en la que cada parte tiene fuerza y pudo haber sucedido. Eso es todo lo que necesito, y lo que también he intentado en mi propia obra.

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

Muchas ideas y proyectos sin demasiada concreción aún, pero en todo caso nada de novela histórica otra vez. Aunque el proceso de escribirlas es sin duda muy interesante, es realmente agotador por toda la documentación que hay que consultar, no sólo para no cometer anacronismos y errores de bulto, sino para meterse de verdad en la piel de personas que vivieron hace siglos, en otro mundo, otra existencia. Nada tan decepcionante como esas novelas “históricas” en las que parece que lo único antiguo sean los trajes y decorados, mientras que la gente  piensa y actúa igual que hoy en día. Eso es lo que yo intento evitar.

Esas mujeres

¿Por qué esas mujeres que podrían tener algo mejor, se conforman con un hombre que no es demasiado guapo, ni demasiado atractivo, ni demasiado rico, y que no las ha hecho demasiado felices? Es porque recuerdan sus años de chillidos histéricos en los conciertos, sus confidencias relatadas entre risas a sus amigas y entre lágrimas a sus madres, la excitación y la desesperación, esa zozobra de todo su ser en la inacabable montaña rusa de sus emociones. Por eso buscan alguien que las sujete, que sea lo contrario a ellas y por tanto tenga lo que les falta, un hombre estable, razonable, gris, tibio, que las centre y vaya poco a poco convirtiéndolas en imágenes de él mismo. Y así se va difuminando la horrible angustia de no saber qué va a ser de una cada nuevo día, cada instante del día, el anhelo y el temor del nuevo vértigo de dicha y miseria y frenesí y temblor, siempre igual, siempre diferente, que saben que va a poseerlas sin que puedan ni quieran hacer nada por evitarlo. Y conocedoras de que no hay vuelta atrás eligen a su compañero, y no quedan felices, pero sí satisfechas, y eso es justo lo que querían, la paz, el silencio, la dulzura de la tumba y la rutina. Y cuando pasan las décadas y miran hacia atrás, y ven su vida razonablemente dichosa, o borrascosa y desgraciada, o más probablemente trivial y vacía, y recuerdan la decisión que tomaron hace tantos años, se dicen con serena alegría y -no hay duda- cierto orgullo: «Sí, no me equivoqué aquel día».

«Instantes en el silencio, Castilla infinita», de Juan Pedro Martín Escolar-Noriega

Instantes_en_el_silencio

El pasado día 6 de abril participé en la presentación del libro «Instantes en el silencio, Castilla infinita» en la librería Artemis. Su autor, Juan Pedro Martín Escolar-Noriega, nos contó que la obra surgió como una reivindicación del paisaje castellano, en apariencia árido y monótono, pero que ha conquistado a muchos grandes literatos a lo largo de la historia de España. El otro ponente, Ibán García del Blanco, Secretario Federal de Cultura y Deportes del PSOE, entroncó el libro con la sensibilidad y el estilo de la Generación del 98, y nos confesó que él mismo se había sentido identificado con los sentimientos expuestos en la obra. En cuanto a mí, leí un pequeño texto con mis impresiones, que a continuación expongo. Muchas gracias a todos los asistentes, a la librería Artemis y a MAR Editor.

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